Las evidencias científicas demuestran que una dieta rica en vitamina C favorece:

• El fortalecimiento del sistema inmune y la producción de glóbulos blancos y de anticuerpos.
• La actividad antioxidante en las células, lípidos, proteínas y ADN. Respuesta saludable a los resfriados y padecimientos virales.
• El crecimiento celular y la actividad normal y saludable en tejidos y órganos.
• La salud cardiovascular. Vasos sanguíneos fuertes, especialmente los capilares.
• Estómago, vías respiratorias y tracto digestivo saludables.
• La curación óptima de heridas y piel saludable.
• La respuesta corporal saludable frente al estrés de la oxidación. Utilización de oxígeno, aclimatación al calor y recuperación después del esfuerzo físico.
• Huesos y dientes fuertes; encías saludables.
• La salud de los ojos, especialmente del cristalino.
• Bienestar de largo plazo y longevidad. 

La vitamina C juega un papel importante en:

• La formación de colágeno, una importante proteína del tejido conjuntivo y los cartílagos.
• El desarrollo de carnitina, un agente esencial involucrado en el metabolismo.
• La formación de neurotransmisores, incluyando epinefrina, norepinefrina y serotonina.
• La síntesis hormonal en lo que se refiere a la respuesta del organismo frente al estrés. 
• Absorción y almacenamiento de hierro.
• Desintoxicación de sustancias dañinas.
• Metabolismo de aminoácidos, lípidos (incluyendo colesterol) y proteínas.
• Conversión de ácido fólico (una vitamina B) a su forma activa.
• Regeneración de la vitamina E oxidada, restaurando su efecto protector.
• Protección de otras importantes vitaminas y fitonutrientes frente al daño que causa la oxidación.